EL SOTAREÑO






El Sotareño


Bambuco


Autor: Francisco Eduardo Diago



Yerbecita de la montaña azul
que aromabas la puerta de mi hogar
, ya se fue quien te pisaba
qué hacés que no te secás!

Se oyen las flautas entristecidas en los trigales,
gimen las brisas de abril en los gramales,
porque los ojos de linda espigadora
presto se llevaron la alegría de la siembra y se la llevaron para nunca más volver.
Ay, para no volver! Ay,
sí, para no volver!

Pero el cielo con su palio de luceros resplandeciente
dice que el alma de la zagala
vive con los querubes entre las nubes
de la alborada.

Y que radiosa surge la virgen diosa
y a los pastorcillos cuidará desde su trono
como a las ovejas que se amparan al redil.
Ay, para bien morir!... Ay, sí, para bien morir!




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